El primer arranque es como el nacimiento del primer hijo...
Estas lleno de ilusiones, preparas el entorno, hasta el mas mínimo detalle, todo lo necesario y más, para que no le falte de nada.
Estas pendiente de la fecha prevista como algo planificado, decidido y contrastado, como un gran hito sacado de un cuadro de mando que se ha de cumplir, que por lo tanto el futuro bebé tiene claro que deberá seguir.
Todo sera maravilloso, sabes que habrá imprevistos, pero todo esta planificado, te ves contándole cuentos, todo listo para cambiar pañales incoloros con olor a lavanda o aloe vera, paseando el carrito ultimo modelo al sol, llevándolo al parque, caminando con calma a la escuela infantil mientras corretea a tu alrededor, al cine, al partido (porque será de tu equipo como no), y explicándole "tus grandes verdades de la vida", que evidentemente aceptará porque tu sabes más de la vida.
Un mundo multicolor...
Y llega el nacimiento, o el arranque, donde de pronto...
La pinza del ombligo, ¡esto no era así en los manuales!, ¡el meconio!, coliquitos como GAPs atravesados, ¡porque hace grumos el biberón en la tetina que es como una impresora atascada!, y claro, esto no es lo que uno tenia previsto, como la serie de Berto Romero... (aprovecho a aconsejarla si tienes hijos).
En fin, pues eso, el arranque: la funcionalidad no es la prevista, el usuario al igual que el bebé, tiene decisiones propias no esperadas, cólicos de programación complejos, no hace lo que se espera, maldito meconio y sucesivos que si manchan y huelen... Lluvia o viento al pasear u horarios no cuadriculados, o bronquiolítis que otros niños suman, porque siempre hay alguien que conoce a alguien cuyo arranque fue traumático y al igual que todo el mundo sabe de mili, o jarabes, alguien siempre sabe de arranques.
Pero al final un segundo hijo no se parece en nada al primero, se sobreentienden y hasta se asumen y esperan los imprevistos.
Y todo no es tan multicolor, pero tampoco es gris o negro porque los profesionales repetimos arranques con precaución pero con ilusión, sin unicornios multicolores pero con luz, con alguna sombra, y también con color y sonidos alegres de sonajeros, lo dice uno que ha repetido tanto hijos como arranques...
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